PLANTAS MEDICINALES
Plantas medicinales; plantas que pertenecen a diversos paisajes y costumbres
Cuando hablamos de plantas, ¿nos referimos a arbustos o árboles? ¿Se trata de plantas comestibles, medicinales, decorativas, melíferas…? ¿Por qué hemos olvidado la riqueza que esconden determinadas hojas, frutos, cortezas o flores? Este herbario excepcional responde a estas y muchas otras preguntas apelando a los usos de plantas que han formado parte de nuestras tradiciones y que muchas de ellas, por alguna extraña razón, han caído en el olvido.
Por 'plantas olvidadas'
entendemos especies hasta ahora infrautilizadas, pero que contienen elementos
nutricionales, propiedades curativas e incluso genes de resistencia a plagas y
enfermedades que reducirían el uso de pesticidas. A través de los orígenes,
parentescos, curiosidades, usos materiales y simbólicos de 100 especies en
concreto, la autora construye un denso catálogo en el que conviven desde la
caléndula, la ortiga y el trébol, hasta el serbal, el nispolero, el guillomo o
el cornejo, pasando por la cicuta, el nopal, el tomillo…, plantas que
pertenecen a diversos paisajes y costumbres, pero que conforman nuestra
historia aunque hoy solo seamos capaces de reconocer a unas más que a otras.
¿QUÉ ES UNA PLANTA OLVIDADA?
Mi definición de este concepto es
muy amplia, aunque podría serlo incluso más. En términos generales, todas las
plantas están bastante olvidadas debido a la llamada ceguera verde, ese
fenómeno responsable de que, en una imagen rebosante de plantas donde aparece
un tigre escondido entre la maleza, nuestro cerebro sólo se fije en el tigre (y
es igual de válido si hubiera una araña, un gato o una rana: cualquier animal
nos vale para ignorar las plantas circundantes).
En parte gracias a esta técnica de ahorro
cerebral, que considera las plantas como información de fondo, poco relevante
para tomar decisiones, hemos tenido un gran éxito evolutivo. Sin embargo, a no
ser que hagamos algo urgente para esquivar o hackear esta tendencia, nos
precipitaremos de cabeza al colapso ambiental.
Sea como fuere, existe un subconjunto de plantas que corren un mayor riesgo de olvido, las que llamo «poco aptas al ecosistema supermercado», así como a los entornos urbanos en los que hoy viven siete de cada diez personas en España. A diario veo con creciente preocupación la escasa o nula familiaridad que las generaciones más jóvenes tienen con su entorno natural directo. A veces se da la paradoja de que conocen la fauna y (menos) la flora de lugares lejanos gracias a documentales, películas o libros, pero no saben diferenciar un pino de un ciprés.
Muchos de nosotros nos hemos
alejado, casi sin darnos cuenta, del mundo natural, y eso puede crear la falsa
ilusión de que nos hemos independizado de él. Nuestra falta de familiaridad con
las plantas hace que las convirtamos, cada vez más, en una especie de decorado,
y la biodiversidad vegetal en una cosa que hace bonito, pero que es opcional.
FUENTE facebook:
@hidroHISEP, @antoniocalle03
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